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lunes, 4 de junio de 2012

¿Es el enemigo? ¡Pues bombardeé cojones!


Mientras en Valladolid, se entonaba el himno nacional el sábado, sin pitadas aparentes, igual que pasó en Sevilla el domingo, antes de la celebración de la “Roja” contra la selección china de Camacho, y su impronta; que todo hay que decirlo… todavía resonaba el eco de las pitadas que contra el Príncipe de Asturias se escucharon calladamente en el Calderón.
Y es que esta España nuestra es así. Un país de contrastes. Una pintura neo impresionista, sobre ese lienzo que es una piel de toro, donde se entremezclan los colores, las costumbres, los idiomas y sobre todo las ideas. Y de esta amalgama, en lugar de surgir una nación multicultural grande y fortalecida, existen todavía los desfragmentados Reinos de Taifas, por dulcificar la situación.
¡Vaya país! Mientras a unos pocos les inyectan, vía intramuscular 100.000 millones de euros, que a todo se llegará. Y el señor Dívar continúa con sus monólogos del club de la comedia, en plan, “Eugenio”, pero sin acento catalán, diciendo aquello tan aplaudido de: ¿Saben aquél que “diú” que fue a Marbella….? O nos enteramos de que nuestro querido y votado aplastantemente por todos, incluido el menda, Sr. Presidente afirma que no nos encontramos al borde del precipicio. ¿Al borde del precipicio?
Si me lo permiten, divagar me refiero, esto es como cuando los cuatro jinetes descendieron de los cielos o ascendieron de los infiernos, cuando la gran puta engendró a la bestia, la cual reconocerán porque lleva grabada los tres seises, y las trompetas romperán las murallas de Jericó, cuando el último sello, el de la desesperanza, se rompa.
Porque mientras unos viven de chiste como en la Rúe 13 del Percebe, otros viven directamente en la rúe. Sí, así, como suena, viven en la puta calle, o en la casa de un pariente, o con cuarenta años, y tres hijos, mujer y suegra viven conglomerados en casa de sus padres. Otros en soportales, cajeros de bancos, bancos de parque sobre cartones…. Sí, llego la hora de hablar a las claras, estamos en el umbral de la pobreza, estamos entre Pinto y Valdemoro, esa sutil frontera entre la mierda y la ponzoñosa mierda, que aunque es lo mismo es más o menos pestilente.
Y el problema, señoras y señores, es que no hacemos nada. Protestar demagógicamente como yo ahora mismo, y poco más. Perroflautas, Yayoflautas, 15M, antiglobalización, famosetes de Operación Triunfo…. Nada hacemos.
Sólo faltaría que apareciera el genial Gila y cogiendo su negro teléfono dijera:
-          ¿Es ahí el enemigo? ¿Sí? ¡Pues bombardeen, coño!

2 comentarios:

  1. Me ha gustado el artículo, y aún más las reseñas a los grandes Eugenio y Gila. Bravo!!!

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  2. Buenisimo el articulo como siempre Ricardo en tu linea, killo que enganchas un abrazo

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Historias de un sombrero by Ricardo Shauferman is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.